La agricultura de la zona tórridal

An Electronic Edition · Andrés Bello (1781-1865)

Original Source: Andrés Bello, "Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida." In Elija Clarence Hills, ed. The Odes of Bello, Olmedo and Heredia. New York: G. P. Putnam's Sons, 1920.

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La agricultura de la zona tórridal

¡Salve, fecunda zona,  
Que al sol enamorado cirCunscribes 
El vago curso, y cuanto ser se anima  
En cada vario clima,  
Acariciada de su luz, concibes! 5.
Tú tejes al verano su guirnalda  
De granadas espigas; tú la uva  
Das a la hirviente cuba; 
No de purpúrea fruta, o roja, o gualda,  
A tus florestas bellas10.
Falta matiz alguno; y bebe en ellas  
Aromas mil el viento;  
Y greyes van sin cuento  
Paciendo tu verdura, desde el llano  
Que tiene por lindero el horizonte, 15.
Hasta el erguido monte,  
De inaccesible nieve siempre cano.  

Tú das la caña hermosa,
1.
De do la miel se acendra,
 
Por quien desdeña el mundo los panales;
 
Tú en urnas de coral cuajas la almendra
 
Que en la espumante jícara rebosa;
5.
Bulle carmín víviente en tus nopales,
 
Que afrenta fuera al múrice de Tiro;
 
Y de tu añil la tinta generosa
 
Émula es de la lumbre del zafiro;
 
El vino es tuyo, que la herida agave10.
Para los hijos vierte  
Del Anábuac feliz; y la hoja es tuya,
 
Que cuando de süave
13.
Humo en espiras vagarosas huya,
 
Solarzará el fastidio al ocio inerte.
 
Tú vistes de jazmines  
El arbusto sabeo
17.
Y el perfume te das que en los festines
 
La fiebre insana templará a Lieo.
 
Para tus hijos la procera palma
 
Su vario feudo cría,
 
Y el ananás sazona su ambrosía;
22.
Su blanco pan la yuca,
 
Sus rubias pomas la patata educa;
 
Y el algodón despliega al aura leve
 
Las rosas de oro y el vellón de nieve.
 
Tendida para ti la fresca parcha
27.
En enramadas de verdor lozano,
 
Cuelga de sus sarmientos trepadores
 
Nectáreos globos y franjadas flores;
 
Y para ti el maíz, jefe altanero
 
De la espigada tribu, hinche su grano;32.
Y para ti el banano
 
Desmaya al peso de su dulce carga;
 
El banano, primero
 
De cuantos concedió bellos presentes
36.
Providencia a las gentes
 
Del Ecuador feliz, con mano larga.
 
No ya de humanas artes obligado
 
El premio rinde ópimo;
 
No es a la podadera, no al arado,
41.
Deudor de su racimo:
 
Escasa industria bástale, cual puede
 
Hurtar a sus fatigas mano esclava:
 
Crece veloz, y cuando exhausto acaba,
 
Adulta prole en torno le sucede. 46.

Mas, ¡oh, si cual no cede
1.
El tuyo, fértil zona, a suelo alguno,
 
Y como de natura esmero ha sido,
 
De tu indolente habitador lo fuera!
 
¡Oh, si al falaz ruido
5.
La dicha al fin supiese verdadera
 
Anteponer, que del umbral le llama
 
Del labrador sencillo,
 
Lejos del necio y vano
 
Fausto, el mentido brillo,
10.
El ocio pestilente ciudadaner
 
¿Por que ilusión funesta
 
Aquellos que fortuna hizo señores
 
De tan dichosa tierra y pingüe y varia,
 
Al cuidado abandonan
15.
Y a la fe mercenaria
 
Las patrias heredades, 
Y en el ciego tumulto se aprisionan
 
De míseras ciudades,
 
Do la ambición proterva
20.
Sopla la llama de civiles bandos,
 
O al patriotismo la desidia enerva;
 
Do el lujo las costumbres atosiga,
 
Y combaten los vicios
 
La incauta edad en poderosa liga
25.
No allí con varoniles ejercicios 
Se endurece el mancebo a la fatiga;
 
Mas la salud estraga en el abrazo
 
De pérfida hermosura
29.
Que pone en almonedal los favores; 
Mas pasatiempo estima
 
Prender aleve en casto seno el fuego
 
De ilícitos amores;
 
O embebecido le hallará la aurora
34.
En mesa infame de ruinoso juego.
 
En tanto a la lisonja seductora
 
Del asiduo amador fácil oído
 
Da la consorte: crece
 
En la materna escuela
39.
De la disipación N, el galanteo
 
La tierna virgen, y, al delito espuela
 
Es antes el ejemplo que el deseo. 
¿Y será que se formen de ese modo
 
Los ánimos heroicos, denodados
44.
Que fundan y sustentan los Estados?
 
De la algazara del festín beodo,
 
O de los coros de liviana danza,
 
La dura juventud saldrá, modesta,
 
Orgullo de la patria y esperanza?
49.
Sabrá con firme pulso
 
De la severa lev regir el freno;
 
Brillar en torno aceros homicidas
 
En la dudosa lid verá sereno;
 
O animoso hará frente al genio altivo
54.
Del engreído mando en la tribuna,
 
Aquel que ya en la cuna
 
Durmió al arrullo del cantar lascivo,
 
Que riza el pelo, y se unge y se atavía
 
Con femenil esmero,
59.
Y en indotente ociosidad el día, 
O en criminal lujuria pasa entero?
 
No así trató la triunfadora Roma
 
Las artes de la paz y de la guerra;
 
Antes fió las riendas del Estado
64.
A la mano robusta
 
Que tostó el sol y encalleció el arado–,
 
Y bajo el techo humoso campesino
 
Los hijos educó, que el conjurado
 
Mundo allanaron al valor latino.
69.

¡Oh! ¡los que afortunados poseedores,
1.
Habéis nacido de la tierra hermosa
 
En que reseña hacer de sus favores,
 
Como para ganaros y atraeros
 
Quiso Naturaleza bondadosa!
5.
Romped el duro encanto
 
Que os tiene entre murallas prisioneros.
 
El vulgo de las artes laborioso,
 
El mercader que necesario al lujo
 
Al lujo necesita,
10.
Los que anhelando van tras el señuelo
 
Del alto cargo y del honor ruidoso,
 
La grey de aduladores parasita,
 
Gustosos pueblen ese infecto caos;
 
El campo es vuestra herencia: en él gozaos.
15.
¿Amáis la libertad? El campo habita:
 
No allá donde el magnate
 
Entre armados satélites se mueve,
 
Y, de la moda, universal señora,
 
Va la razón al triunfal carro atada,20.
Y a la fortuna la insensata plebe, 
Y el noble al aura popular adora.
 
¿0 la virtud amáis? ¡Ah, que el retiro,
 
La solitaria calma
 
En que, juez de sí misma, pasa el alma
25.
A las acciones muestra,
 
Es de la vida la mejor maestra!
 
¿Buscáis durables goces,
 
Felicidad, cuanta es al hombre dada
 
Y a su terreno asiento, en que vecina
30.
Está la risa al llanto, y siempre, ¡ah!, siempre
 
Donde halaga la flor punza la espina? 
Id a gozar la suerte campesina; 
La regalada paz, que ni rencores
 
Al labrador, ni envidias acibaran–,35.
La cama que mullida le preparan
 
El contento, el trabajo, el aire puro., 
Y el sabor de los fáciles manjares
 
Que dispendiosa gula no le aceda;39.
Y el asilo seguro
 
De sus patrios hogares
 
Que a la salud y regocijo hospeda.
 
El aura repirad de la montaña,
 
Que vuelve al cuerpo laso
44.
El perdido vigor, que a la enojosa
 
Vejez retarda el paso,
 
Y el rostro a la beldad tiñe de rosa.
 
¿Es allí menos blanda por ventura
 
De amor la llama, que templó el recato?49.
¿0 menos aficiona la hermosura 
Que de extranjero ornato
 
Y afeites impostores no se cura?
 
¿0 el corazón escucha indiferente 
El lenguaje inocente
54.
Que los afectos sin disfraz expresa,
 
Y la intención ajusta la promesa? 
No del espejo al importuno ensayo
 
La risa se compone, el paso, el gesto; 
Ni falta allí carmín al rostro honesto
59.
Que la modestia y la salud colora;
 
Ni la mirada que lanzó al soslayo
 
Tímido amor, la senda al alma ignora.
 
¿Esperaréis que forme
 
Más venturosos lazos himeneo,64.
Do el interés barata, 
Tirano del deseo
 
Ajena mano y fe por nombre o plata,
 
Que do conforme gusto, edad conforme,
 
Y elección libre y mutuo ardor los ata?69.

Allí también deberes
 
Hay que llenar: cerrad, cerrad las hondas 
Heridas de la guerra, el fértil suelo, 
Áspero ahora y bravo,
4.
Al desacostumbrado yugo torne
 
Del arte humana, y le tribute esclavo.
 
Del obstruido estanque y del molino
 
Recuerden ya las aguas el camino;
 
El intrincado bosque el hacha rompa,9.
Consuma el fuego, abrid en luengas calles
 
La oscuridad de su infructuosa pompa.
 
Abrigo den los valles
 
A la sedienta caña;
 
La manzana y la pera
14.
En la fresca montaña
 
El cielo olviden de su madre España;
 
Adorne la ladera
 
El cafetal; ampare
 
A la tierna teobroma en la ribera
19.
La sombra maternal de su bucare, 
Aquí el vergel, allá la huerta ría…
 
¿Es ciego error de ilusa fantasía?
 
Ya dócil a tu voz, Agricultura,
 
Nodriza de las gentes, la caterva
24.
Servil armada va de corvas hoces;
 
Mírola ya que invade la espesura
 
De la floresta opaca; oigo las voces; 
Siento el rumor confuso, el hierro suena,
 
Los golpes el lejano
29.
Eco redobla; gime el ceibo apciano,
 
Que a numerosa tropa
 
Largo tiempo fatiga: 
Batido de cien hachas se estremece,
 
Estalla al fin, y rinde el ancha copa.
34.
Huyó la fiera; deja el caro nido,
 
Deja la prole ímplume
 
El ave, y otro bosque no sabido
 
De los humanos va a buscar doliente…
 
¿Qué miro? Alto torrente
39.
De sonorosa llama
 
Corre, y sobre las áridas ruinas 
De la postrada selva se derrama.
 
El raudo incendio a gran distancia brama, 
Y, el humo en negro remolino sube,44.
Aglomerando nube sobre nube. 
Ya, de lo que antes era 
Verdor hermoso y fresca lozanía, 
Sólo difuntos troncos,
 
Sólo cenizas quedan: monumento
49.
De la dicha mortal, burla del viento.
 
Mas al vulgo bravío
 
De las tupidas plantas montaraces, 
Sucede ya el fructífero plantío 
En muestra ufana de ordenadas haces.54.
Ya ramo a ramo alcanza, 
Y a los rollizos hurta el día; 
Ya la primera flor desvuelve el seno,
 
Bello a la vista, alegre a la esperanza:
 
A la esperanza, que riendo enjuga
59.
Del fatigado agricultor la frente,
 
Y allá a lo lejos el ópimo fruto
 
Y la cosecha apañadora pinta,
 
Que lleva de los campos el tributo,
 
Colmado el cesto y con la falda en cinta;64.
Y bajo el peso de los largos bienes
 
Con que al colono acude,
 
Hacer crujir los vastos almacenes. 

¡Buen Dios! No en vano sude,
1.
Mas a merced y a compasión te mueva
 
La gente agricultora
 
Del Ecuador, que del desmas,o triste
 
Con renovado aliento vuelve ahora,
5.
Y tras tanta zozobra, ansia, tumulto,

 
Tantos años de fiera
 
Devastación y militar insulto,
 
Aun más que tu clemencia antigua implora.
 
Si, rústica piedad, pero sincera,
10.
Halle a tus ojos gracia: no el risueño
 
Porvenir que las penas te aligera,
 
Cual de dorado sueño
 
Vision falaz, desvanecido llore,
 
Intempestiva lluvia no maltrate
15.
El delicado embrión; el diente impío
 
De insecto roedor no lo devore;
 
Sañudo vendaval no lo arrebate, 
Ni agote al árbol el materno jugo
 
La calorosa sed de largo estío.20.
Y pues al fin te plugo,
 
Arbitro de la suerte soberano,
 
Que, suelto el cuello de extranjero yugo, 
Irguiese al cielo el hombre americano,
 
Bendecida de Ti se arraigue y medre25.
Su libertad: en el más hondo encierra
 
De los abismos la malvada guerra, 
Y el miedo de la espada asoladora
 
Al suspicaz cultivador no arredre
 
Del arte bienhechora
30.
Que las familias nutre y los Estados;
 
La azorada inquietud deje las almas,
 
Deje la triste herrumbre los arados.
 
Asaz de nuestros padres malhadados
 
Espiamos la bárbara conquista,35.
¿Cuántas doquier la vista– 
No asombran erizadas soledades
 
Do cultos campos fueron, do ciudades?
 
De, muertes, proscripciones,
 
Suplicios, orfandades,40.
¿quién contará la pavorosa suma?
 
Saciadas duermen ya de sangre ibera
 
La sombras de Atahualpa y Moctezuma.
 
¡Ah!, desde el alto asiento
 
En que escabel te son alados coros
45.
Que velan en pasmado acatamiento
 
La faz ante la lumbre de tu frente 
–Si merece por dicha una mirada
 
Tuya, la sin ventura humana gente–, 
El ángel nos envía
50.
El ángel de la Paz, que al crudo ibero
 
Haga olvidar la antigua tiranía 
Y, acatar reverente el que a los hombres
 
Sagrado diste, imprescriptible fuero; 
Que alargar le haga al injuriado hermano
55.
(¡ensangrentóla asaz!) la diestra inerme,– 
Y si la innata mansedumbre duerme,  
La despierte en el pecho americano. 
El corazón lozano
 
Que una feliz oscuridad desdeña,
60.
Que en el azar sangriento del combate
 
Alborozado late,  
y, codicioso de poder o fama,
 
Nobles peligros ama;
 
Baldón estime sólo y vituperio
65.
El prez que de la Patria no reciba, 
La libertad más dulce que el imperio  
Y, más hermosa que el laurel la oliva. 
Ciudadano el soldado,
 
Deponga de la guerra la librea:
70.
El ramo de victoria
 
Colgado al ara de la Patria sea, 
Sola adorne al mérito la gloria.
 
De su triunfo entonces, Patria mía,
 
Verá la Paz el suspirado día
75.
La Paz, a cuya vista el mundo llena
 
Alma serenidad y regocijo:  
Vuelve alentado el hombre a la faena,
 
Alza el ancla la nave, a las amigas
79.
Auras encomendándose animosa, 
Enjámbrase el taller, hierve el cortijo  
Y no basta la hoz a las espigas.
 

¡Oh jóvenes Naciones, que ceñida
1.
Alzáis sobre el atónito occidente 
De tempranos laureles la cabeza! 
Honrad el campo, honrad la simple vida
 
Del labrador, y su frugal llaneza.5.

Así tendrán en vos perpetuamente
 
La libertad morada,
 
Y freno la ambición, y la ley templo. 
Las gentes a la senda
 
De la inmortalidad, ardua y fragosa,
10.
Se animarán, citando vuestro ejemplo.
 
Lo emulará celosa
 
Vuestra posteridad; y nuevos nombres
 
Añadiendo la fama
 
A los que ahora aclama,
15.
“Hijos son éstos, hijos
 
–Pregonará a los hombres–
 
De los que vencedores superaron
 
De los Andes la cima:
 
De los que en Bovacá, los que en la arena
20.
De Maipo, y en Junín, y en la campaña
 
Gloriosa de Apurima,
 
Postrar supieron al león de España.>” 

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Genre: Poetry
Subjects: agriculture, landscapes
Period: 1800-1850
Location: Spanish America
Format: Georgic, verse

The text of the document was initially published in 1826.

The text of the present edition was prepared from and proofed against Andrés Bello, "Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida." In Elija Clarence Hills, ed. The Odes of Bello, Olmedo and Heredia (New York: G. P. Putnam's Sons, 1920). All preliminaries have been omitted except those for which the author is responsible. All editorial notes have been omitted except those that indicate significant textual variations. Line and paragraph numbers contained in the source text have been retained. In cases where the source text displays no numbers, numbers are automatically generated. In the header, personal names have been regularized according to the Library of Congress authority files as "Last Name, First Name" for the REG attribute and "First Name Last Name" for the element value. Names have not been regularized in the body of the text.