Victoria de Junín. Canto a Bolívar

An Electronic Edition · José Joaqín Olmedo (1780-1847)

Original Source: José Joaqín Olmedo, "La Victoria de Junín," in , ed. Aurelio Espinosa Polit (México: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1945), 122-152

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Full Colophon Information


La Victoria de Junín

Canto a Bolívar

El trueno horrendo que en fragor revienta1.
y sordo retumbando se dilata 
por la inflamada esfera, 
al Dios anuncia que en el cielo impera. 

Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta 1.
la hispana muchedumbre 
que, más feroz que nunca, amenazaba, 
a sangre y fuego, eterna servidumbre, 
y el canto de victoria5.
que en ecos mil discurre, ensordeciendo  
el hondo valle y enriscada cumbre, 
proclaman a Bolívar en la tierra 
árbitro de la paz y de la guerra. 

Las soberbias pirámides que al cielo1.
el arte humano osado levantaba  
para hablar a los siglos y naciones 
–templos do esclavas manos 
deificaban en pompa a sus tiranos–,5.
ludibrio son del tiempo, que con su ala 
débil, las toca y las derriba al suelo, 
después que en fácil juego el fugaz viento 
borró sus mentirosas inscripciones; 
y bajo los escombros, confundido10.
entre la sombra del eterno olvido 
–¡oh de ambición y de miseria ejemplo!– 
el sacerdote yace, el dios y el templo. 
Mas los sublimes montes, cuya frente 
a la región etérea se levanta,15.
que ven las tempestades a su planta 
brillar, rugir, romperse, disiparse,  
los Andes, las enormes, estupendas 
moles sentadas sobre bases de oro, 
la tierra con su peso equilibrando,20.
jamás se moverán. Ellos, burlando 
de ajena envidia y del protervo tiempo  
la furia y el poder, serán eternos 
de libertad y de victoria heraldos, 
que con eco profundo,25.
a la postrema edad dirán del mundo: 

“Nosotros vimos de Junín el campo, 
vimos que al desplegarse 
del Perú y de Colombia las banderas, 
se turban las legiones altaneras,4.
huye el fiero español despavorido, 
o pide paz rendido. 
Venció Bolívar, el Perú fue libre, 
y en triunfal pompa Libertad sagrada 
en el templo del Sol fue colocada.”9.

Quién me dará templar el voraz fuego  
en que ardo todo yo? Trémula, incierta, 
torpe la mano va sobre la lira 
dando discorde son. Quién me liberta4.
del dios que me fatiga…? 

Siento unas veces la rebelde Musa,1.
cual bacante en furor, vagar incierta  
por medio de las plazas bulliciosas, 
o sola por las selvas silenciosas, 
o las risueñas playas5.
que manso lame el caudaloso Guayas; 
otras el vuelo arrebatada tiende 
sobre los montes, y de allí desciende 
al campo de Junín, y ardiendo en ira, 
los numerosos escuadrones mira,10.
que el odiado pendón de España arbolan, 
y en cristado morrión y peto armada,  
cual amazona fiera, 
se mezcla entre las filas la primera 
de todos los guerreros,15.
y a combatir con ellos se adelanta, 
triunfa con ellos y sus triunfos canta. 

Tal en los siglos de virtud y gloria, 
donde el guerrero sólo y el poeta 
eran dignos de honor y de memoria, 
la musa audaz de Píndaro divino,4.
cual intrépido atleta, 
en inmortal porfía 
al griego estadio concurrir solía; 
y en estro hirviendo y en amor de fama 
y del metro y del número impaciente,9.
pulsa su lira de oro sonorosa 
y alto asiento concede entre los dioses 
al que fuera en la lid más valeroso, 
o al más afortunado; 
pero luego, envidiosa14.
de la inmortalidad que les ha dado,  
ciega se lanza al circo polvoroso, 
las alas rapidísimas agita 
y al carro vencedor se precipita, 
y desatando armónicos raudales19.
pide, disputa, gana, 
o arrebata la palma a sus rivales. 

Quién es aquel que el paso lento mueve  
sobre el collado que a Junín domina? 
que el campo desde allí mide, y el sitio 
del combatir y del vencer desina?4.
que la hueste contraría observa, cuenta, 
y en su mente la rompe y desordena, 
y a los más bravos a morir condena, 
cual águila caudal que se complace 
del alto cielo en divisar la presa 9.
que entre el rebaño mal segura pace? 
Quién el que ya desciende 
pronto y apercibido a la pelea? 
Preñada en tempestades le rodea 
nube tremenda; el brillo de su espada 14.
es el vivo reflejo de la gloria; 
su voz un trueno, su mirada un rayo. 
Quién aquél que al trabarse la batalla,  
ufano como nuncio de victoria, 
un corcel impetuoso fatigando,19.
discurre sin cesar por toda parte…? 
Quién sino el hijo de Colombia y Marte? 

Sonó su voz: “Peruanos, 
mirad allí los duros opresores 
de vuestra patria; bravos Colombianos  
en cien crudas batallas vencedores,4.
mirad allí los enemigos fieros 
que buscando venís desde Orinoco: 
suya es la fuerza y el valor es vuestro, 
vuestra será la gloria; 
pues lidiar con valor y por la patria9.
es el mejor presagio de victoria. 
Acometed, que siempre 
de quien se atreve más el triunfo ha sido; 
quien no espera vencer, ya está vencido.” 

Dice, y al punto, cual fugaces carros, 
que dada la señal, parten y en densos 
de arena y polvo torbellinos ruedan, 
arden los ejes, se estremece el suelo,4.
estrépito confuso asorda el cielo,  
y en medio del afán cada cual teme 
que los demás adelantarse puedan: 
así los ordenados escuadrones 
que del iris reflejan los colores9.
o la imagen del sol en sus pendones, 
se avanzan a la lid. ¡Oh! ¡quién temiera,  
quién, que su ímpetu mismo los perdiera!  

¡Perderse! no, jamás; que en la pelea  
los arrastra y anima e importuna 
de Bolívar el genio y la fortuna. 
Llama improviso al bravo Necochea,4.
y mostrándole el campo, 
partir, acometer, vencer le manda, 
y el guerrero esforzado, 
otra vez vencedor, y otra cantado,  
dentro en el corazón por patria jura9.
cumplir la orden fatal, y a la victoria 
o a noble y cierta muerte se apresura. 

Ya el formidable estruendo 
del atambor en uno y otro bando 
y el son de las trompetas clamoroso, 
y el relinchar del alazán fogoso,4.
que erguida la cerviz y el ojo ardiendo 
en bélico furor, salta impaciente 
do más se encruelece la pelea, 
y el silbo de las balas, que rasgando 
el aire, llevan por doquier la muerte,9.
y el choque asaz horrendo 
de selvas densas de ferradas picas, 
y el brillo y estridor de los aceros  
que al sol reflectan sanguinosos visos, 
y espadas, lanzas, miembros esparcidos14.
o en torrentes de sangre arrebatados, 
y el violento tropel de los guerreros 
que más feroces mientras más heridos,  
dando y volviendo el golpe redoblado, 
mueren, mas no se rinden… todo anuncia19.
que el momento ha llegado, 
en el gran libro del destino escrito, 
de la venganza al pueblo americano,  
de mengua y de baldón al castellano. 

Si el fanatismo con sus furias todas, 
hijas del negro averno, me inflamara, 
y mi pecho y mi musa enardeciera 
en tartáreo furor, del león de España, 4.
al ver dudoso el triunfo, me atreviera 
a pintar el rencor y horrible saña. 
Ruge atroz, y cobrando 
más fuerza en su despecho, se abalanza, 
abriéndose ancha calle entre las haces,9.
por medio el fuego y contrapuestas lanzas; 
rayos respira, mortandad y estrago, 
y sin pararse a devorar la presa, 
prosigue en su furor, y en cada huella 
deja de negra sangre un hondo lago. 14.

En tanto el Argentino valeroso 
recuerda que vencer se le ha mandado, 
y no ya cual caudillo, cual soldado 
los formidables ímpetus contiene4.
y uno en contra de ciento se sostiene,  
como tigre furiosa 
de rabiosos mastines acosada, 
que guardan el redil, mata, destroza, 
ahuyenta sus contrarios, y aunque herida,9.
sale con la victoria y con la vida.  

Oh capitán valiente, 
blasón ilustre de tu ilustre patria, 
no morirás, tu nombre eternamente 
en nuestros fastos sonará glorioso,4.
y bellas ninfas de tu Plata undoso  
a tu gloria darán sonoro canto 
y a tu ingrato destino acerbo llanto. 

Ya el intrépido Miller aparece 
y el desigual combate restablece. 
Bajo su mando ufana 
marchar se ve la juventud peruana4.
ardiente, firme, a perecer resuelta, 
si acaso el hado infiel vencer le niega. 
En el arduo conflicto opone ciega 
a los adversos dardos firmes pechos,  
y otro nombre conquista con sus hechos.9.

Son ésos los garzones delicados 
entre seda y aromas arrullados? 
los hijos del placer son esos fieros? 
Sí, que los que antes desatar no osaban4.
los dulces lazos de jazmín y rosa 
con que amor y placer los enredaban, 
hoy ya con mano fuerte 
la cadena quebrantan ponderosa 
que ató sus pies, y vuelan denodados 9.
a los campos de muerte y gloria cierta, 
apenas la alta fama los despierta 
de los guerreros que su cara patria 
en tres lustros de sangre libertaron, 
y apenas el querido14.
nombre de libertad su pecho inflama, 
y de amor patrio la celeste llama 
prende en su corazón adormecido. 

Tal el joven Aquiles  
que en infame disfraz y en ocio blando  
de lánguidos suspiros, 
los destinos de Grecia dilatando,4.
vive cautivo en la beldad de Sciros: 
los ojos pace en el vistoso alarde 
de arreos y de galas femeniles 
que de India y Tiro y Menfis opulenta 
curiosos mercadantes le encarecen;9.
mas a su vista apenas resplandecen 
pavés, espada y yelmo, que entre gasas 
el Itacense astuto le presenta, 
pásmase… se recobra, y con violenta 
mano el templado acero arrebatando,14.
rasga y arroja las indignas tocas, 
parte, traspasa el mar y en la troyana 
arena muerte, asolación, espanto 
difunde por doquier; todo le cede… 
aun Héctor retrocede…19.
y cae al fin, y en derredor tres veces 
su sangriento cadáver profanado, 
al veloz carro atado 
del vencedor inexorable y duro, 
el polvo barre del sagrado muro.24.

Ora mi lira resonar debía 
del nombre y las hazañas portentosas 
de tantos capitanes, que este día 
la palma del valor se disputaron4.
digna de todos… Carvajal… y Silva… 
y Suárez… y otros mil… 
la espada de Bolívar aparece 
y a todos los guerreros, 
como el sol a los astros, oscurece.9.

Yo acaso más osado le cantara, 
si la meonia Musa  
la resonante trompa que otro tiempo 
cantaba al crudo Marte entre los Traces,4.
bien animando las terribles haces, 
bien los fieros caballos, que la lumbre 
de la égida de Palas espantaba. 

Tal el héroe brillaba 
por las primeras filas discurriendo.  
Se oye su voz, su acero resplandece, 
do más la pugna y el peligro crece.4.
Nada le puede resistir… Y es fama. 
–¡oh portento inaudito! 
que el bello nombre de Colombia escrito 
sobre su frente, en torno despedía 
rayos de luz tan viva y refulgente9.
que, deslumbrado el español, desmaya, 
tiembla, pierde la voz, el movimiento, 
sólo para la fuga tiene aliento. 

Así cuando en la noche algún malvado  
va a descargar el brazo levantado, 
si de improviso lanza un rayo el cielo, 
se pasma y el puñal trémulo suelta,4.
hielo mortal a su furor sucede, 
tiembla y horrorizado retrocede. 
Ya no hay más combatir. El enemigo 
el campo todo y la victoria cede; 
huye cual ciervo herido, y a donde huye,9.
allí encuentra la muerte. Los caballos  
que fueron su esperanza en la pelea, 
heridos, espantados, por el campo 
o entre las filas vagan, salpicando 
el suelo en sangre que su crin gotea,14.
derriban al jinete, lo atropellan,  
y las catervas van despavoridas, 
o unas en otras con terror se estrellan. 

Crece la confusión, crece el espanto, 
y al impulso del aire, que vibrando 
sube en clamores y alaridos lleno,  
tremen las cumbres que respeta el trueno.4.
Y discurriendo el vencedor en tanto 
por cimas de cadáveres y heridos, 
postra al que huye, perdona a los rendidos 

Padre del universo, Sol radioso,  
dios del Perú, modera omnipotente 
el ardor de tu carro impetüoso, 
y no escondas tu luz indeficiente…4.
Una hora más de luz… 
no fue la del destino. El dios oía  
el voto de su pueblo; y de la frente 
el cerco de diamante desceñía. 
En fugaz rayo el horizonte dora,9.
en mayor disco menos luz ofrece 
y veloz tras los Andes se oscurece.  

Tendió su manto lóbrego la noche: 
y las reliquias del perdido bando, 
con sus tristes y atónitos caudillos, 
corren sin saber dónde, espavoridas,4.
y de su sombra misma se estremecen;  
y al fin en las tinieblas ocultando 
su afrenta y su pavor, desaparecen. 

¡Victoria por la patria! ¡oh Dios, victoria!  
¡Triunfo a Colombia y a Bolívar gloria! 

Ya el ronco parche y el clarín sonoro 
no a presagiar batalla y muerte suena 
ni a enfurecer las almas, mas se estrena 
en alentar el bullicioso coro4.
de vivas y patrióticas canciones. 
Arden cien pinos, y a su luz, las sombras 
huyeron, cual poco antes desbandadas 
huyeron de la espada de Colombia 
las vandálicas huestes debeladas.9.

En torno de la lumbre, 
el nombre de Bolívar repitiendo 
y las hazañas de tan claro día, 
los jefes y la alegre muchedumbre4.
consumen en acordes libaciones 
de Baco y Ceres los celestes dones. 

“Victoria, paz –clamaban–, 
paz para siempre. Furia de la guerra, 
húndete al hondo averno derrocada. 
Ya cesa el mal y el llanto de la tierra.4.
Paz para siempre. La sanguínea espada, 
o cubierta de orín ignominioso, 
o en el útil arado transformada 
nuevas leyes dará. Las varias gentes 
del mundo, que a despecho de los cielos9.
y del ignoto ponto proceloso, 
abrió a Colón su audacia o su codicia,  
todas ya para siempre recobraron 
en Junín libertad, gloria y reposo.” 

“Gloria, mas no reposo” –de repente 
clamó una voz de lo alto de los cielos–; 
y a los ecos los ecos por tres veces  
“Gloria, mas no reposo”, respondieron.4.
El suelo tiembla, y cual fulgentes faros, 
de los Andes las cúspides ardieron; 
y de la noche el pavoroso manto 
se transparenta y rásgase y el éter  
allá lejos purísimo aparece,9.
y en rósea luz bañado resplandece. 
Cuando improviso, veneranda Sombra, 
en faz serena y ademán augusto, 
entre cándidas nubes se levanta: 
del hombro izquierdo nebuloso manto14.
pende, y su diestra aéreo cetro rige; 
su mirar noble, pero no sañudo; 
y nieblas figuraban a su planta 
penacho, arco, carcaj, flechas y escudo; 
una zona de estrellas19.
glorificaba en derredor su frente 
y la borla imperial de ella pendiente. 

Miró a Junín, y plácida sonrisa  
vagó sobre su faz. “Hijos –decía– 
generación del sol afortunada, 
que con placer yo puedo llamar mía,4.
yo soy Huayna–Cápac, soy el postrero 
del vástago sagrado;  
dichoso rey, mas padre desgraciado. 
De esta mansión de paz y luz he visto 
correr las tres centurias9.
de maldición, de sangre y servidumbre 
y el imperio regido por las Furias. 

No hay punto en estos valles y estos cerros 
que no mande tristísimas memorias. 
Torrentes mil de sangre se cruzaron 
aquí y allí; las tribus numerosas4.
al ruido del cañón se disiparon, 
y los restos mortales de mi gente 
aun a las mismas rocas fecundaron. 
Más allá un hijo expira entre los hierros 
de su sagrada majestad indignos…9.
Un insolente y vil aventurero 
y un iracundo sacerdote fueron 
de un poderoso Rey los asesinos… 
¡Tantos horrores y maldades tantas 
por el oro que hollaban nuestras plantas!14.

Y mi Huáscar también…¡Yo no vivía!  
Que de vivir, lo juro, bastaría, 
sobrara a debelar la hidra española 
ésta mi diestra triunfadora, sola.4.
Y nuestro suelo, que ama sobre todos 
el Sol mi padre, en el estrago fiero 
no fue, ¡oh dolor!, ni el solo, ni el primero: 
que mis caros hermanos 
el gran Guatimozín y Motezuma9.
conmigo el caso acerbo lamentaron 
de su nefaria muerte y cautiverio, 
y la devastación del grande imperio,  
en riqueza y poder igual al mío… 
Hoy, con noble desdén, ambos recuerdan14.
el ultraje inaudito, y entre fiestas 
alevosas el dardo prevenido 
y el lecho en vivas ascuas encendido.  

¡Guerra al usurpador! –Qué le debemos?  
luces, costumbres, religión o leyes…? 
¡Si ellos fueron estúpidos, viciosos, 
feroces y por fin supersticiosos!4.
Qué religión? la de Jesús?… ¡Blasfemos!  
Sangre, plomo veloz, cadenas fueron 
los sacramentos santos que trajeron. 
¡Oh religión! ¡oh fuente pura y santa 
de amor y de consuelo para el hombre!9.
¡cuántos males se hicieron en tu nombre! 
Y qué lazos de amor…? Por los oficios 
de la hospitalidad más generosa 
hierros nos dan, por gratitud, suplicios. 
Todos, sí, todos; menos uno sólo:14.
el mártir del amor americano, 
de paz, de caridad apóstol santo, 
divino Casas, de otra patria digno;  
nos amó hasta morir. Por tanto ahora 
en el empíreo entre los Incas mora.19.

En tanto la hora inevitable vino  
que con diamante señaló el destino 
a la venganza y gloria de mi pueblo: 
y se alza el vengador. Desde otros mares,4.
como sonante tempestad, se acerca, 
y fulminó; y del Inca en la Peana,  
que el tiempo y un poder furial profana, 
cual de un dios irritado en los altares, 
las víctimas cayeron a millares.9.
“¡Oh campos de Junín!… ¡Oh predilecto  
Hijo y Amigo y Vengador del Inca! 
¡Oh pueblos, que formáis un pueblo sólo 
y una familia, y todos sois mis hijos! 
vivid, triunfad…”14.
El Inca esclarecido 
iba a seguir, mas de repente queda  
en éxtasis profundo embebecido: 
atónito, en el cielo 
ambos ojos inmóviles ponía,19.
y en la improvisa inspiración absorto, 
la sombra de una estatua parecía. 

Cobró la voz al fin. “Pueblos –decía–  
la página fatal ante mis ojos 
desenvolvió el destino, salpicada 
toda en purpúrea sangre, mas en torno4.
también en bello resplandor bañada.  
Jefe de mi nación, nobles guerreros, 
oíd cuanto mi oráculo os previene, 
y requerid los ínclitos aceros, 
y en vez de cantos nueva alarma suene;9.
que en otros campos de inmortal memoria 
la Patria os pide, y el destino os manda 
otro afán, nueva lid, mayor victoria.” 

Las legiones atónitas oían: 
mas luego que se anuncia otro combate, 
se alzan, arman, y al orden de batalla  
ufanas y prestísimas corrieran4.
y ya de acometer la voz esperan. 

Reina el silencio; mas de su alta nube 
el Inca exclama: “De ese ardor es digna 
la ardua lid que os espera; 
ardua, terrible, pero al fin postrera.4.
Ese adalid vencido  
vuela en su fuga a mi sagrada Cuzco, 
y en su furia insensata, 
gentes, armas, tesoros arrebata, 
y a nuevo azar entrega su fortuna;9.
venganza, indignación, furor le inflaman 
y allá en su pecho hirvieron, como fuegos 
que de un volcán en las entrañas braman. 
Marcha; y el mismo campo donde ciegos  
en sangrienta porfía 14.
los primeros tiranos disputaron 
cuál de ellos solo dominar debía 
–pues el poder y el oro dividido 
templar su ardiente fiebre no podía–,  
en ese campo, que a discordia ajena19.
debió su infausto nombre y la cadena 
que después arrastró todo el imperio, 
allí, no sin misterio, 
venganza y gloria nos darán los cielos. 
¡Oh valle de Ayacucho bienhadado!24.
Campo serás de gloria y de venganza… 
Mas no sin sangre… ¡Yo me estremeciera 
si mi ser inmortal no lo impidiera! 

Allí Bolívar en su heroica mente  
mayores pensamientos revolviendo, 
el nuevo triunfo trazará, y haciendo 
de su genio y poder un nuevo ensayo,4.
al joven Sucre prestará su rayo,  
al joven animoso, 
a quien del Ecuador montes y ríos 
dos veces aclamaron victorioso. 
Ya se verá en la frente del guerrero9.
toda el alma del héroe reflejada, 
que él le quiso infundir de una mirada. 

Como torrentes desde la alta cumbre 
al valle en mil raudales despeñados, 
vendrán los hijos de la infanda Iberia, 
soberbios en su fiera muchedumbre,4.
cuando a su encuentro volará impaciente 
tu juventud, Colombia belicosa, 
y la tuya, ¡oh Perú! de fama ansiosa, 
y el caudillo impertérrito a su frente. 

¡Atroz, horrendo choque, de azar lleno! 
Cual aturde y espanta en su estallido  
de hórrida tempestad el postrer trueno. 
Arder en fuego el aire,4.
en humo y polvo oscurecerse el cielo 
y, con la sangre en que rebosa el suelo, 
se verá al Apurímac de repente 
embravecer su rápida corriente. 

Mientras por sierras y hondos precipicios, 
a la hueste enemiga 
el impaciente Córdova fatiga, 
Córdova, a quien inflama4.
fuego de edad y amor de patria y fama, 
Córdova, en cuyas sienes con bello arte 
crecen y se entrelazan 
tu mirto, Venus, tus laureles, Marte. 
Con su Miller los Húsares recuerdan 9.
el nombre de Junín, Vargas su nombre, 
y Vencedor el suyo con su Lara  
en cien hazañas cada cual más clara. 

Allá por otra parte, 
sereno, pero siempre infatigable, 
terrible cual su nombre, batallando 
se presenta La Mar, y se apresura 4.
la tarda rota del protervo bando. 
Era su antiguo voto, por la patria 
combatir y morir; Dios complacido 
combatir y vencer le ha concedido. 
Mártir del pundonor, he aquí tu día:9.
ya la calumnia impía 
bajo tu pie bramando confundida, 
te sonríe la Patria agradecida; 
y tu nombre glorioso, 
el armónico canto que resuena14.
en las floridas margenes del Guayas 
que por oírlo su corriente enfrena, 
se mezclará, y el pecho de tu amigo,  
tus hazañas cantando y tu ventura, 
palpitará de gozo y de ternura.19.

Lo grande y peligroso 
hiela al cobarde, irrita al animoso. 
¡Qué intrepidez! ¡qué súbito coraje  
el brazo agita y en el pecho prende4.
del que su patria y libertad defiende! 
El menor resistir es nuevo ultraje. 
El jinete impetuoso, 
el fulmíneo arcabuz de sí arrojando,  
lánzase a tierra con el hierro en mano,9.
pues le parece en trance tan dudoso 
lento el caballo, perezoso el plomo. 
Crece el ardor. Ya cede en toda parte 
el número al valor, la fuerza al arte.  

Y el Ibero arrogante en las memorias 
de sus pasadas glorias, 
firme, feroz resiste, ya en idea, 
bajo triunfales arcos, que alzar debe4.
la sojuzgada Lima, se pasea. 
Mas su afán, su ilusión, sus artes… nada; 
ni la resuelta y numerosa tropa 
le sirve. Cede al ímpetu tremendo; 
y el arma de Baylén rindió cayendo9.
el vencedor del vencedor de Europa.  
Perdió el valor, mas no las iras pierde, 
y en furibunda rabia el polvo muerde; 
alza el párpado grave, y sanguinosos 
ruedan sus ojos y sus dientes crujen;14.
mira la luz, se indigna de mirarla,  
acusa, insulta al cielo, y de sus labios 
cárdenos, espumosos, 
votos y negra sangre y hiel brotando, 
en vano un vengador muere invocando.19.

¡Ah! ya diviso míseras reliquias, 
con todos sus caudillos humillados, 
venir pidiendo paz; y generoso,  
en nombre de Bolívar y la Patria,4.
no se la niega el Vencedor glorioso, 
y su triunfo sangriento 
con el ramo feliz de paz corona. 
Que si Patria y honor le arman la mano 
arde en venganza el pecho americano,9.
y cuando vence, todo lo perdona. 

Las voces, el clamor de los que vencen, 
y de Quinó las ásperas montañas  
y los cóncavos senos de la tierra 
y los ecos sin fin de la ardua sierra,4.
todos repiten sin cesar: ¡Victoria! 

Y las bullentes linfas de Apurímac 
a las fugaces linfas de Ucayale  
se unen, y unidas, llevan presurosas, 
en sonante murmullo y alba espuma,4.
con palmas en las manos y coronas, 
esta nueva feliz al Amazonas. 
Y el espléndido rey al punto ordena 
a sus delfines, ninfas y sirenas 
que, en clamorosos plácidos cantares,9.
tan gran victoria anuncien a los mares. 

¡Salud, oh Vencedor! ¡oh Sucre! vence,  
y de nuevo laurel orla tu frente; 
alta esperanza de tu insigne patria, 
como la palma al margen de un torrente4.
crece tu nombre…, y sola, en este día 
tu gloria, sin Bolívar, brillaría.  
Tal se ve Héspero arder en su carrera, 
que del nocturno cielo 
suyo el imperio sin la luna fuera.9.

Por las manos de Sucre la Victoria 
ciñe a Bolívar lauro inmarcesible.  
¡Oh Triunfador! la palma de Ayacucho, 
fatiga eterna al bronce de la Fama,4.
segunda vez Libertador te aclama. 

Esta es la hora feliz. Desde aquí empieza  
la nueva edad al Inca prometida 
de libertad, de paz y de grandeza. 
Rompiste la cadena aborrecida,4.
la rebelde serviz hispana hollaste, 
grande gloria alcanzaste; 
pero mayor te espera, si a mi Pueblo,  
así cual a la guerra lo conformas 
y a conquistar su libertad le empeñas,9.
la rara y ardua ciencia 
de merecer la paz y vivir libre, 
con voz y ejemplo y con poder le enseñas, 

Yo con riendas de seda regí el pueblo, 
y cual padre le amé, mas no quisiera 
que el cetro de los Incas renaciera; 
que ya se vio algún Inca, que teniendo4.
el terrible poder todo en su mano,  
comenzó padre y acabó tirano. 
Yo fui conquistador, ya me avergüenzo 
del glorioso y sangriento ministerio, 
pues un conquistador, el más humano,9.
formar, mas no regir debe un imperio.  

Por no trillada senda, de la gloria 
al templo vuelas, ínclito Bolívar: 
que ese poder tremendo que te fía  
de los Padres el íntegro senado,4.
si otro tiempo perder a Roma pudo,  
en su potente mano 
es a la Libertad del Pueblo escudo. 

¡Oh Libertad! el Héroe que podía  
ser el brazo de Marte sanguinario, 
ése es tu sacerdote más celoso, 
y el primero que toma el incensario4.
y a tus aras se inclina silencioso. 
¡Oh Libertad! si al pueblo americano 
la solemne misión ha dado el cielo 
de domeñar el monstruo de la guerra  
y dilatar tu imperio soberano9.
por las regiones todas de la tierra 
y por las ondas todas de los mares, 
no temas, con este héroe, que algún día  
eclipse el ciego error tus resplandores, 
superstición profane tus altares,14.
ni que insulte tu ley la tiranía; 
ya tu imperio y tu culto son eternos. 
Y cual restauras en su antigua gloria 
del santo y poderoso 
Pacha–Cámac el templo portentoso, 19.
tiempo vendrá, mi oráculo no miente, 
en que darás a pueblos destronados 
su majestad ingénita y su solio, 
animarás las ruinas de Cartago, 
relevarás en Grecia el Areópago,24.
y en la humillada Roma el Capitolio. 

Tuya será, Bolívar, esta gloria, 
tuya romper el yugo de los reyes 
y, a su despecho, entronizar las leyes; 
y la discordia en áspides crinada,4.
por tu brazo en cien nudos aherrojada, 
ante los haces santos confundidas  
harás temblar las armas parricidas. 

Ya las hondas entrañas de la tierra 
en larga vena ofrecen el tesoro 
que en ellas guarda el Sol, y nuestros montes 
los valles regarán con lava de oro.4.
Y el Pueblo primogénito dichoso 
de Libertad, que sobre todo tanto  
por su poder y gloria se enaltece, 
como entre sus estrellas, 
la estrella de Virginia resplandece,9.
nos da el ósculo santo 
de amistad fraternal. Y las naciones  
del remoto hemisferio celebrado, 
al contemplar el vuelo arrebatado 
de nuestras musas y artes,14.
como iguales amigos nos saludan; 
con el tridente abriendo la carrera,  
la Reina de los mares, la primera.  

Será perpetua, ¡oh pueblos! esta gloria  
y vuestra libertad incontrastable 
contra el poder y liga detestable 
de todos los tiranos conjurados4.
si en lazo federal, de polo a polo, 
en la guerra y la paz vivís unidos; 
vuestra fuerza es la unión. Unión, ¡oh pueblos!  
para ser libres y jamás vencidos. 
Esta unión, este lazo poderoso9.
la gran cadena de los Andes sea,  
que en fortísimo enlace, se dilatan 
del uno al otro mar. Las tempestades 
del cielo ardiendo en fuego se arrebatan, 
erupciones volcánicas arrasan14.
campos, pueblos, vastísimas regiones, 
y amenazan horrendas convulsiones 
el globo destrozar desde el profundo; 
ellos, empero, firmes y serenos 
ven el estrago funeral del mundo.19.

Esta es, Bolívar, aun mayor hazaña  
que destrozar el férreo cetro a España, 
y es digna de ti solo; en tanto, triunfa… 
Ya se alzan los magníficos trofeos4.
y tu nombre, aclamado 
por las vecinas y remotas gentes 
en lenguas, voces, metros diferentes, 
recorrerá la serie de los siglos 
en las alas del canto arrebatado9.
Y en medio del concento numeroso 
la voz del Guayas crece 
y a las más resonantes enmudece. 

Tú la salud y honor de nuestro pueblo 
serás viviendo, y ángel poderoso 
que lo proteja, cuando 
tarde al empíreo el vuelo arrebatares4.
y entre los claros Incas 
a la diestra de Manco te sentares.  

Así place al destino, ¡Oh! ved al cóndor,  
al peruviano rey del pueblo aerio,  
a quien ya cede el águila el imperio, 
vedle cuál desplegando en nuevas galas4.
las espléndidas alas, 
sublime a la región del sol se eleva 
y el alto augurio que os revelo aprueba. 
Marchad, marchad, guerreros, 
y apresurad el día de la gloria;9.
que en la fragosa margen de Apurímac 
con palmas os espera la victoria”.  

Dijo el Inca; y las bóvedas etéreas  
de par en par se abrieron, 
en viva luz y resplandor brillaron 
y en celestiales cantos resonaron.4.
Era el coro de cándidas Vestales, 
las vírgenes del Sol, que rodeando 
al Inca como a Sumo Sacerdote, 
en gozo santo y ecos virginales 
en torno van cantando9.
del Sol las alabanzas inmortales. 

“Alma eterna del mundo, 
dios santo del Perú, Padre del Inca, 
en tu giro fecundo 
gózate sin cesar, Luz bienhechora4.
viendo ya libre el pueblo que te adora. 

La tiniebla de sangre y servidumbre 
que ofuscaba la lumbre 
de tu radiante faz pura y serena 
se disipó, y en cantos se convierte4.
la querella de muerte 
y el ruido antiguo de servil cadena.  

Aquí la Libertad buscó un asilo, 
amable peregrina, 
y ya lo encuentra plácido y tranquilo, 
y aquí poner la diosa4.
quiere su templo y ara milagrosa; 
aquí olvidada de su cara Helvecia, 
se viene a consolar de la ruina 
y en todos sus oráculos proclama 
que al Madalén y al Rímac bullicioso 9.
ya sobre el Tíber y el Eurotas ama.  

¡Oh Padre! ¡oh claro Sol! no desampares  
este suelo jamás, ni estos altares. 

Tu vivífico ardor todos los seres 
anima y reproduce: por ti viven 
y acción, salud, placer, beldad reciben. 
Tú al labrador despiertas4.
y a las aves canoras 
en tus primeras horas, 
y son tuyos sus cantos matinales; 
por ti siente el guerrero 
en amor patrio enardecida el alma,9.
y al pie de tu ara rinde placentero 
su laurel y su palma, 
y tuyos son sus cánticos marciales. 

Fecunda, ¡oh Sol! tu tierra,  
y los males repara de la guerra. 

Da a nuestros campos frutos abundosos, 
aunque niegues el brillo a los metales, 
da naves a los puertos, 
pueblos a los desiertos,4.
a las armas victoria, 
alas al genio y a las Musas gloria. 

Dios del Perú, sostén, salva, conforta  
el brazo que te venga, 
no para nuevas lides sanguinosas, 
que miran con horror madres y esposas,4.
sino para poner a olas civiles 
límites ciertos, y que en paz florezcan 
de la alma paz los dones soberanos, 
y arredre a sediciosos y a tiranos.  
Brilla con nueva luz, Rey de los cielos,9.
brilla con nueva luz en aquel día 
del triunfo que magnífica prepara 
a su Libertador la patria mía. 
¡Pompa digna del Inca y del imperio  
que hoy de su ruina a nuevo ser revive!14.

Abre tus puertas, opulenta Lima, 
abate tus murallas y recibe 
al noble triunfador que rodeado 
de pueblos numerosos, y aclamado4.
ángel de la esperanza 
y Genio de la paz y de la gloria, 
en inefable majestad avanza. 
Las musas y las artes revolando 
en torno van del carro esplendoroso, 9.
y los pendones patrios vencedores 
al aire vago ondean, ostentando 
del sol la imagen, de iris los colores. 
Y en ágil planta y en gentiles formas 
dando al viento el cabello desparcido, 14.
de flores matizado. 
cual las horas del sol, raudas y bellas, 
saltan en derredor lindas doncellas 
en giro no estudiado; 
las glorias de su patria19.
en sus patrios cantares celebrando 
y en sus pulidas manos levantando, 
albos y tersos como el seno de ellas 
cien primorosos vasos de alabastro 
que espiran fragantísimos aromas,24.
y de su centro se derrama y sube 
por los cerúleos ámbitos del cielo 
de ondoso incienso transparente nube, 

Cierran la Pompa espléndidos trofeos 
y por delante en larga serie marchan  
humildes confundidos 
los pueblos y los jefes ya vencidos:4.
allá procede el ástur belicoso, 
allí va el Catalán infatigable 
y el agreste Celtíbero indomable 
y el Cántabro feroz, que a la romana 
cadena el cuello sujetó el postrero,9.
y el Andaluz liviano 
y el adusto, severo Castellano; 
ya el áureo Tajo cetro y nombre cede,  
y las que antes, graciosas 
fueron honor del fabuloso suelo,14.
Ninfas del Tormes y el Genil, en duelo 
se esconden silenciosas; 
y el grande Betis viendo ya marchita  
su sacra oliva, menos orgulloso, 
paga su antiguo feudo al mar undoso.19.

El sol suspenso en la mitad del cielo 
aplaudirá esta pompa –¡Oh Sol! ¡oh Padre!  
tu luz rompa y disipe 
las sombras del antiguo cautiverio,4.
tu luz nos dé el imperio, 
tu luz la libertad nos restituya; 
tuya es la tierra y la victoria es tuya”. 

Cesó el canto; los cielos aplaudieron 
y en plácido fulgor resplandecieron. 
Todos quedan atónitos; y en tanto 
tras la dorada nube el Inca santo4.
y las santas Vestales se escondieron. 
Mas cuál audacia te elevó a los cielos,  
humilde musa mía? ¡Oh! no reveles 
a los seres mortales 
en débil canto, arcanos celestiales.9.
Y ciñan otros la apolínea rama 
y siéntense a la mesa de los dioses,  
y los arrulle la parlera fama, 
que es la gloria y tormento de la vida; 
yo volveré a mi flauta conocida,14.
libre vagando por el bosque umbrío 
de naranjos y opacos tamarindos, 
o entre el rosal pintado y oloroso 
que matiza la margen de mi río, 
o entre risueños campos, do en pomposo19.
trono piramidal y alta corona, 
la piña ostenta el cetro de Pomona,  
y me diré feliz si mereciere, 
el colgar esta lira en que he cantado 
en tono menos dino24.
la gloria y el destino 
del venturoso pueblo americano, 
yo me diré feliz si mereciere 
por premio a mi osadía 
una mirada tierna de las Gracias29.
y el aprecio y amor de mis hermanos, 
una sonrisa de la Patria mía, 
y el odio y el furor de los tiranos. 

Full Colophon Information

Genre: Poetry
Subjects: Early National Society and Life, wars of independence
Period: 1800-1850
Location: Spanish America
Format: epic, verse

The text of the document was initially published in 1825.

The text of the present edition was prepared from and proofed against José Joaqín Olmedo, "La Victoria de Junín," in Poesías Completas. Ed. Aurelio Espinosa Polit (México: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1945), 122-152. All preliminaries have been omitted except those for which the author is responsible. All editorial notes have been omitted except those that indicate significant textual variations. Line and paragraph numbers contained in the source text have been retained. In cases where the source text displays no numbers, numbers are automatically generated.In the header, personal names have been regularized according to the Library of Congress authority files as "Last Name, First Name" for the REG attribute and "First Name Last Name" for the element value. Names have not been regularized in the body of the text.