Traducción del inglés al castellano por Taneen Maghsoudi, Kimia Nikseresht y Tara Shafiei (la Universidad de Virginia, EUA)
Tomo II, Libro II, selecciones de los capítulos XI, XIII y XVI
Capítulo XI (páginas 333-339)
De los Reyes de Persia, su poder y gobernación
[…]
[página 335]
El gobierno de la Persia es puramente despótico y tiránico,[1] pues solo el rey tiene el poder de la vida y la muerte, independiente de sus sujetos, y sin juicios y actos, ni los señores principales del imperio reciben una excepción. A la hora de morir un rey que tuviera muchos hijos, el mayor le suceda al trono, y los ojos del resto se ciegan, y se confinan al Haram,[2] o los cuartos de las mujeres, y si hubiera la más mínima sospecha, de alguna ardid, se castigan con la muerte, con inmediatez y sin inquirir más. Él no observa ni leyes ni formas de justicia, ni normas ni costumbres. Él jura las vidas y los destinos como le parece mejor, y no sigue los castigos establecidos por su estado, sino como sugiere su capricho. Él se encarga de la religión, y resulta que no empiezan a celebrar su Ramadan,[3] ni otros festivales, hasta que tienen su licencia, y a veces hace que esperan unos días aunque ya salió la luna. Sus sujetos nunca le miran sin temor y temblar, y tienen tanto respeto por él, y tanta obediencia ciega tienen por todos sus órdenes, y aunque son injustas, y los siguen, aún cuando son contras de las Leyes de Dios y hombre; y cuando juran por la cabeza del rey,[4] vale más de un juramento eterno, de si hubiera jurado de todo lo que es sagrado en el mundo celestial y terrenal. A veces, el Rey de la Persia toma la mujer de uno de sus señores, y le dé una nueva de su seraglio,[5] y a veces, devuelve la mujer a su señor, y vuelve a tomar su mujer principal de nuevo. Él tiene demasiado celos de sus mujeres, pues si un hombre les dé una mirada, recibirá el castigo de la muerte sin perdón. Suele traerlas al campo, donde hay eunucos[6] con rehenes que impiden todo, y hay un Courouk,[7] o una prohibición, que dice que cuando estén el Rey y sus mujeres en Ispahan,[8] o fuera de la ciudad, no se permite entrar ningún hombre.
En la audiencia que da el rey a sus embajadores, tantos los cristianos como los demás, practiquen embriaguez y nada más,[9] porque todos los asuntos del estado son dirigidos por el ministerio del estado, si alguien rechace beber, con repugnancia sea despedido esta persona.
El rey de la Persia es muy rico en oro, plata, y piedras preciosos, y todos tipos de armas, porque tienen los artesanos quienes trabajan siempre, y nunca venden las obras. Además, en el neuroz,[10] o primavera, todos los kans[11] y los señores principales le presentan [al rey] los artículos más valerosos, y todos de los demás estados reciben el castigo de la muerte y confiscan los bienes para la corona, que aumenta el tesoro del rey. Todas las sedas de la Persia pertenecen a él, y por ende todo lo que mercadean le pagan algunos tributos como los otros comercios. Él tiene mucha tierra, que les alquile a los campesinos, quienes aran y siembran, y pagan el rey la mitad del beneficio, y en algunos lugares solo le pagan un quinto del beneficio, pero es de notar cómo estos campesinos, observan los moulahs[12] o los sacerdotes, y que nunca dicen oraciones a esas tierras porque pertenecen al rey, y porque dicen que son tierras hheram,[13] o excomulgados, porque el rey nunca compraba las tierras, sino las tomó por fuerza de la gente pobre, y las disfruta solo por usurpación.
Capítulo XIII (página 340-341)
De las maneras, las costumbres, y los hábitos de los Persas
[página 340] Las maneras y costumbres de los Persas corresponden a su religión. Ellos nunca llevan por nombre el de sus predecesores, sino, como los Judíos, en nombre de distinción, dicen, como alguien, el hijo de alguien.[14] Cuando circuncidan a un niño, y le dan un nombre, escriben 3 o 4 nombres en un papel, como de sorteo, el cual es sacado por un niño, y así es la elección del nombre del niño. Las mujeres infértiles comen la placenta del niño recién nacido y así crean que las ayudará concebir.[15] Ellos son muy inquisitivos sobre las profecías, y consultan con astrólogos como oráculos para este propósito.[16] El rey siempre tiene 2 o 3 con él para decirle la hora buena y mala; pues él no se comprometerá a hacer nada, hasta que sea informado por ellos del minuto afortunado de una constelación favorable, que marca el momento adecuado para comenzar cierta labor, pues si el rey tenga mal éxito en algún caso, y resulta que él no les había consultado a los astrólogos, todos atribuirían la causa a la negligencia del dicho príncipe, quien omitió de inquirir por el minuto señalado. Esta opinión supersticiosa ha hecho que los astrólogos sean tan necesarios a la corte persa, como los otros directivos, y al rey le cuestan sumas grandes para mantenerlos; aún si el rey tenga el juicio suficiente para no dar crédito a todas sus locuras, tiene que da a entender que valora mucho y depende de ellos, porque debajo de la pretensión de un minuto bueno o malo, él se ordena todos los casos como le complace, y nadie le murmura, ni tampoco los extranjeros desconocidos, a quienes si reclamen de una negación de sus deseos, él regresaría a contestar, que fue por causa del poder superior de las estrellas que se había de tomar una decisión así.
Debido a su humor en la corte, hay una inclinación general de toda clase de personas por el arte de la astronomía:[17] no solo los eruditos y los letrados se dedican al estudio de ella con mucha solicitud, sino también la gente común y los soldados. Todos los hombres que saben leer no dudan de observar la disposición de las planetas, sus aspectos, y su conjunción y oposición, y así las observan todos los días, creyendo en las influencias celestes. En conversación todo su discurso entera se trata de las esferas, los apogeos, los perigeos, excéntricos, epicíclos, y nombres de ese tipo, con los cuales intentan distinguirse de los vulgos.[18]
Se vende un almanaque cada año en la Persia que se llama el Tacuim,[19] que contiene las longitudes y las latitudes de las planetas, sus conjunciones y oposiciones, y cosas así. También está llena de predicciones sobre la guerra, la enfermedad y la hambruna, y a su vez establece las estaciones adecuadas para poner ropa nueva, purgar la sangre y viajar, con muchas instrucciones así. Ellos dan crédito al Tacuim, y los que pueden tenerlo, se deja gobernar en todas maneras según las reglas establecidas en él; y los que no pueden tenerlo, van a preguntar el éxito de sus asuntos al doctor de la ley,[20] y quieren que él abra el Alcoran,[21] y que les digan el tenor de su asunto. Por consiguiente el doctor, murmurando palabras extrañas, se abre el libro, y si se encuentra con mandatos afirmativos, declara que el esfuerzo puede ser, y si en cambio son negativos, él disuade a la persona de la labor. Ellos usan también alguna tipa de adivinación llamada Rambe,[22] por par o impar, creando dados, o abriendo un libro llamado Faal,[23] [23] para poder pronosticar la fortuna buena o mala, por número par o impar. Además ellos interpretan los sueños, y usan muchos otros trucos de ese tipo, pero principalmente sobre la corte, donde hay continuamente multitudes de personas vagas.
Los Persas son poderosamente adictos al mal lenguaje, y reproches de bocas sucias, puesto que donde se peleen, en vez de luchar con sus puños, ellos luchan con sus lenguas, y blasfeman uno a otro, pero nunca le blasfeman al Dios, ni juran, ni se dan al diablo, sino que dicen, él es un tonto que se da al diablo. Las afirmaciones de sus juramentos son, ser-a-zire-sha, v.gr. por la cabeza del rey amado,[24] o, erva Pigumbir, v.gr. por el espíritu de la profeta.[25] En sus deseos malos, a veces dicen, que su alma no tenga nada más descanso en el paraíso, que tiene el sombrero de un francés en este mundo.
Los Persas naturalmente son mentirosos y aduladores, y son expertos en adquirir la estima y el aplauso. Les encanta dar y recibir regalos, y especialmente ofrecer unos regalos a su rey. Sus opulencias y gastos son excesivos, y aunque está en contra de las leyes de Mahomet[26] usar el oro o la plata, a menos que sea en el comercio o la moneda, nadie observa la norma sino la gente pobre.
Los Persas son muy acostumbrados a visitas mutuas en sus festivales solemnes, y los más nobles se quedan en casa, anticipado las visitas de sus inferiores, que se quedan en el gran salón, hasta que salgan de sus Harams. Cuando la persona noble les viene a visitar, les saluda él a la compañía al poner la mano en su vientre e inclinarse hacia ellos, que es el gestillo acostumbrado. Después de unos cumplidos, él monta de caballo, y siendo acompañado por sus invitados, va a la corte del rey, donde espera una merced en virtud de sus favores. El rey suele mandarlos a los gobernadores de las provincias con un halcón, o calaat,[27] que se acuerden del portero. El Kan, a quien se despacha el calaat se reúne con todos sus oficiales principales una vez informada del emisario, con tambores, trompetas, y toda suerte de la música, y tan pronto como él percibe el mensajero, se ofrece una reverencia baja y un rezo para el rey, dando gracias al Dios, por favorecerle, y una vez puesta en su lugar, regresa el mensajero a la ciudad con toda su comitiva. Ahí tiene el rey un gran banquete en su casa para tal compañía, mostrándoles el calaat, quienes, a modo de cumplido, gritan, Moubarak Bashet, v.gr. ojalá que sea bendito y buen presagio.[28]
Los Persas no son muy adictos al juego, no sólo porque sus normas lo prohíben, sino también porque el Meshbaldar-Bashi[29] les castiga a todos los jugadores, no obstante los más ricos se ríen a ellos, y no les hacen caso. Entre los juegos Persas hay uno que llaman Gongese,[30] el cual es con una baraja de cartas. Ellos tienen 8 palos de [página 341] naipes. Además juegan el ajedrez, y el chaquete, que son los más usados por ellos. Los tenderos también juegan por las calles con boles pequeños como nuestras canicas con las cuales juegan los niñitos. Pero no tienen campos de bochas ni pistas de tenis, ni saben que significan estos deportes. Ni los Persas, ni alguna de la gente del levante camina en la misma manera en que nosotros caminamos, sino más bien se sorprenden al ver que nosotros lo hacemos para tanto tiempo y de una sola vez. Siempre se sienten en una carpeta en sus jardines para el aire, o el placer, y si suben, lo hacen para recoger frutas de los árboles, cuidando de no comer lo que otra persona ha tocado. Sus hombres nunca bailan, pero sus cortesanas bailan sin velo a los banquetes y le muestran 1.000 posturas diferentes para que se divierta a la compañía. Sus bufones son tan bien como nuestros, y sus bailarines de la cuerda les superan.
Los Persas son tan supersticiosos como los Turcos, y siempre se lavan las cabezas, bocas, y caras antes de ir a las oraciones.[31] Su norma también requiere que se bañen después de estar con sus mujeres;[32] y algunos son tan supersticiosos que se van todos los días a la casa de baño; pero esos baños comunes son muy peligrosos, porque muchas personas se han enfermados y siguen enfermándose con la dolencia mala por bañarse allí.[33]
Sus barberos, que son muy ordenados, y les superan a los nuestros en cuanto a la ligereza de la mano, porque apenas se puede sentir sus navajas de afeitar, y también usan una cuchilla para pelar a los clavos de las manos y los pies, que ellos hacen con mucho destreza. Sus jueces se cortan las barbas con las tijeras, pero no se quedan tan largas como las de los turcos, pues los cortesanos y los soldados se afeitan toda la barba, excepto lo que deja crecer en sus labios superiores, porque mantienen bigotes largos con que se adornan las caras.
[…]
CAP. XIV.
De las Enfermedades en la Persia, con sus Curaciones; como también De su Muerte y Enterramiento
[pg. 343]
Los niños persas están raramente enfermos de la viruela, pero en vez de sufrirla ellos sufren de cabezas tiñosas[34] hasta cumplir los 10 o 12 años, la cual enfermedad, es probable, procede del afeitarse las cabezas tan jóvenes, y muy a menudo, es decir de 5 o 6 mesas de edad, y 2 o 3 veces por la semana. Estarían más afligidos con la viruela,[35] si no fuera por la sequedad de su aire, y por bañarse tan frecuentemente, por el cual sudan el veneno, y que nunca se acuestan con la misma mujer dos veces sin bañarse. Los persas nunca están afligidos del mal de gota[36] ni mal de piedra[37] sino los armenios están más afligidos con el segundo, especialmente porque en su juventud se les permiten beber más vino que agua. En la cólica[38] el medicamento usual es carne de caballo, y muchos la han comido con éxito.
Generalmente, los persas, especialmente los ricos, quienes tienen la capacidad de vivir muy espléndidos, están mucho menos sujetos a enfermedades que la gente de europa, pues algunos imputan a una bebida de china[39] que utilizan en la primavera cada año, hirviendo una onza en 3 pintas de agua, y continuando la dosis 10 o 12 días seguidos, todo el tiempo siguen una dieta muy moderada, y no comen fruta para una mes después. Esta bebida les lleva a sudar fuertemente, y después de quitarse el sudor de la frente, tiñe su trapo de lino; mejor decir, el efluvio tiñe los mismos paredes de su aposento en un color amarillo. Para la disentería toman leche agria, con arroz hervido y un poco de ruibarbo. Cuando están enfermos suelen comer el arroz hervido en caldo de gallina, o un poco de agua; y preparan una dieta moderada, como de hecho la comida influye mucha en cada enfermedad, y cuando alguien está enfermo, él no soporta que le cambie la ropa de la cama.
Cuando alguien se encuentra gravemente enfermo, es la costumbre de los persas encender muchos fuegos en la terraza de la casa, para que con esta noticia la gente sepa orar por él. Tan pronto como se muere, toda la casa se llena de gritos y lamentaciones, especialmente por parte de las mujeres, quienes se arrancan el pelo, y se presentan con gestos absurdos, hasta que se vean poseídas. En medio de sus llantos hacen largas repeticiones de las acciones dignas del fenecido, y griten a cada paso. Entonces se van a informar al cadi,[40] que fulano está muerto, y el mismo cadi les contesta, Sorchoamet Salamet-Bashet,[41] que es decir, que la cabeza se quede en seguridad, y entonces le da licencia al mourdechour[42] para que lleve el cuerpo a lavarlo en una casa cerca del agua corriente, la cual fue construida para esta razón.
Una vez terminada la acción y el efecto de bañar, un gran número de moullahs,[43] con sus bastones largas, que son las emblemas de la mezquita, descienden a la casa [del fenecido], donde se desgarran la garganta con los llantos, Alla, Alla, Alla,[44] repitiendo nada más. Cuando el cuerpo se lleva a la sepultura, es la costumbre, que cada persona que se acerca a las andas, ofrezca a llevarlo en vilo, mientras que los otros se alivian, por la cual amabilidad la familia del fallecido les hace algún agradecimiento. Si el difunto era persona de calidad, se requería que todos sus caballos están enfrenados y ensillados, y otros tal vez prestados, para poder asistir al cadáver, uno llevando su turbante, otro su cimitarra, otro su arco, otro sus flechas, y otro su escudo, y cualquiera otra cosa que es de alguna utilidad para exponer su calidad y valor.
El mayor cementerio en Isfahán es calreston[45] pero no hay ninguna hermosa tumba en él. Los armenios ponen una piedra grande sobre las tumbas suyas, y los ricos crearon un arco con 4 columnas, bajo el cual comen y beben en la sombra, cuando visitan a las tumbas de sus antepasados. Sus tumbas son de 6 pies de profundidad, y 6 pies de largo y 2 pies de ancho, y en ellas ponen sus cuerpos con sus rostros hacia la Mecca,[46] y ponen a su vez 2 azulejos en cada lado de la cabeza, para que no se caiga la tierra entre el borde de los azulejos y la cabeza. Si fuera un hombre rico, o hubiera sido un valiente soldado, lo entierran con su turbante, cimitarra, arco y flechas, y ponen provisiones en un lugar creado para esta razón, con ladrillos, mientras que el espacio restante se llena con tierra. Después del enterramiento los moullahs solos se vuelven a la casa del fallecido, donde tienen su comida puesta frente de ellos, y se les pagan por haber cantado y gritado, y más al que le ha gritado más fuerte, por lo tanto les hace gritar con toda la fuerza que tienen. Un rato más tarde, la familia [página 344] del heredero viene a visitarle, y le platica el desprecio del mundo, diciendo que es, sino como una caravana, que a veces llega más temprano, y a veces más tarde en el fin de su viaje. Ocho días después el heredero vuelve a visitarlos. Por lo general sus magnates mandan en sus testamentos, que sus cuerpos estén llevados a la Mecca o Meshed.[47] Los persas, como los turcos, creen, que tan pronto como la tumba se llena, los dos ángeles Neguir y Manguer[48] reviven a los muertos, hasta la medida de su cintura, y le preguntan la razón de su fe, y como él decía sus oraciones, y de acuerdo de sus méritos lo utilizan bien o mal.
El estado de las almas antes de la resurrección sostienen ser así: su tormento consiste en una pena por no haber llegado a esas perfecciones y las ciencias a las que se podrían haber alcanzado, y en consecuencia por no haber llegado a esa perfección que dios requiere de ellos. Otros sostienen, que las almas de los miserables están atormentadas con sueños y visiones; en cambio las almas de los felices siempre disfruten de la vista de cosas delicias, hasta que el saheb-el-zaman,[49] o el maestro del tiempo, vendrá para confirmar la ley de Mahomet,[50] quién matará al Dedgar,[51] es decir, el Anticristo, con la mano propia, a qué hora todos los que están vivos morirán en un instante, y luego se sucederá la resurrección general, que ellos llaman moavedet-hechre:[52] entonces los mismos cuerpos y almas se unen y se presentan a su vez en el día del juicio ante el gran juez del mundo : para ir hacia allá tienen que pasar por un puente llamado Pol-Serat,[53] que es más agudo que el borde de una navaja, pero todos los mussulmen[54] pasarán por él sin sufrir algún peligro, así además con la rapidez de un pájaro. No obstante los infieles tan pronto como ponen sus pies sobre él se caerán en un torrente de fuego, entre miles de demonios, armados con grapas de hierro, pinzas y escarpias. El portero del paraíso, a quien llaman Rursuen,[55] abrirá la puerta para ellos: allá se sentarán sobre las orillas del gran Kausier,[56] que es una fuente, donde su profeta les dará agua para beber por un cucharón, y que después se tendrán una gran cantidad de mujeres creadas a propósito para ellos, con todo tipo de comida muy deliciosa, pero que este lugar de recreación no se contaminará con cualquier excremento de su comida o bebida, sino que todas sus evacuaciones deberán estar por un sudor perfumado, y por eso siempre permanecerán en un estado feliz: sin embargo otros que están más refinados, y no creen en las gratificaciones materiales, afirman, que la felicidad del paraíso consiste en el perfecto conocimiento de las ciencias, y que sus sentidos tendrán una satisfacción conforme a su calidad.
[fin]
[1] Aquí Tavernier tenía razón sobre su evaluación del sistema político de Persa. Según apunta A. F. Haider, el rey de Persa era despótico en la manera en que tenía control absoluto de todo los asuntos del estado. Véanse Haider, A. F. The Administrative Structure of the Safavid Empire (Patna: Khuda Bakhsh Oriental Public Library, 2000), 8-11.
[2] Según afirman los autores del cuidados estudio Slaves of the New Shah, el haram, notada usualmente como harem, es el lugar más privado del hogar del rey de Persa y otros imperios musulmanes donde vivían todas las mujeres del rey, incluso la nobleza y las concubinas. Véanse Babaie, Sussan, Kathryn Babayan, Ina Baghdiantz-McCabe, y Massumeh Farhad, Slaves of the Shah: New Elites of Safavid Iran (London: I.B. Tauris, 2004), 2-5. Cabe recalcar que el harem funcionó como un pueblo pequeño, con una mezquita, un cementerio, etcétera, por tanto muchos escritores de los siglos XVIII-XIX describen el espacio y la costumbre del haram. Véanse por ejemplo Shoberl, Frederic. “Women of the Harem.” Persia: Containing a Description of the Country: With an Account of its Government, Laws, and Religion, and of the Character, Manners and Customs, Arts, Amusements, &c. of its Inhabitants (Philadelphia: J. Grigg, 1828), 36. Según apunta Iona Mcintyre, el libro de Shoberl llegó a Sudamérica gracias a la labor del traductor José Joaquín Mora (1783-1864), que publicó su obra Persia: descripción abreviada del mundo en Londres (1824). Véanse el capítulo de Mcintyre, “Corinne in the Andes: Advice for Women in the 1820s in Chile and Argentina,” Connections After Colonialism: Europe and Latin America in the 1820s, ed. Matthew Brown y Gabriel Paquette (Tuscaloosa: University of Alabama Press, 2013), 179-190.
[3] Ramadán es el mes sagrada y más importante en el religion de Islam, en que la gente ayuna cada día, y después del mes entero se celebran con festivales grandes. Normalmente Ramadán empieza con la luna nueva, y cuando la luna creciente es visible. Para mayores informaciones sobre las tradiciones islámicas y sus prácticas actuales, véanse Kamrava, Mehran. Innovation in Islam: Traditions and Contributions (Berkeley: University of California Press, 2011) y Khan, Aisha. Islam and the Americas (Gainesville: University Press of Florida, 2015).
[4] Lamentablemente no terminamos de entender la referencia.
[5] Aquí, Tavernier usa la palabra original “seraglio”. Según indica el Oxford English dictionary el término significa el lugar en las casas de los imperios musulmanes donde vivían las mujeres (1a). En castellano, la palabra “serallo” significa la misma. No hay una diferencia entre “harem” y “serallo”, por ende Tavernier intercambia esas palabras libremente. Para mayores informaciones véanse Babaie, Sussan, Kathryn Babayan, Ina Baghdiantz-McCabe, y Massumeh Farhad, Slaves of the Shah: New Elites of Safavid Iran (London: I.B. Tauris, 2004), 2-5.
[6] Según afirman los autores del libro Slaves of the Shah, los eunucos eran casi esclavos de la nobleza. Estos hombres fueron castrados para que después se encargaran varias responsabilidades en el imperio Safavid. Pero su papel mayor era proteger y servir a las mujeres de la casa en el harem. Babaie, Sussan, Kathryn Babayan, Ina Baghdiantz-McCabe, y Massumeh Farhad, Slaves of the Shah: New Elites of Safavid Iran (London: I.B. Tauris, 2004), 2-5.
[7] La ortografía correcta es “Quruq.” Según señala New Perspectives on Safavid Iran, un “quruq” era una prohibición de la presencia de todos los hombres mayores de seis años cerca de la ruta del rey y sus señores principales cuando él viajaría en caravana. Con el “quruq”, todos los hombres tenían que abandonar sus hogares antes de la llegada del rey, o corrían el riesgo de la muerte. Los eunucos estaban encargados de despejar todos los hombres en el lugar antes de la llegada del rey y sus mujeres. Véanse Haider, A. F. The Administrative Structure of the Safavid Empire (Patna: Khuda Bakhsh Oriental Public Library, 2000), 101-102.
[8] Aquí, Tavernier se equivoca con la ortografía de la ciudad. La ortografía correcta mantiene “Isfahan”. Véanse Babaie, Sussan, Kathryn Babayan, Ina Baghdiantz-McCabe, y Massumeh Farhad, Slaves of the Shah: New Elites of Safavid Iran (London: I.B. Tauris, 2004), 8-11.
[9] El acto de beber alcohol era común entre el rey y la clase élite del imperio Safavid. Este acto era un acto de poder, que aumentó el poder de rey. Para mayores informaciones véanse Matthee, Rudi. “Alcohol in the Islamic Middle East: Ambivalence and Ambiguity.” Past & Present 222.9 (2014): 100-125.
[10] Aquí, Tavernier se equivoca con la ortografía, pues debe ser “norooz” o “nowruz” o a veces “no-roz”. Normalmente, “Nowruz” se refiere al primer día de primavera que empieza el calendario Persa. Dhalla, Homi B. “Social Dimensions Of The Zoroastrian Jashan Ceremony.” Dialogue & Alliance 4.1 (1990): 27-36.
[11] Título mongólico lo cual se refiere al posición social alto. Con frecuencia, se encuentra asociada con el gobernante en el oriente. Para mayores informaciones la historia de los khan en Mongolia, veánse Sabloff, Paula L., coord., Modern Mongolia: Reclaiming Genghis Khan (Philadelphia: National Museum of Mongolian History, 2001), Soucek, Svatopluk, A History of Inner Asia (Cambridge y New York: Cambridge University Press, 2000), y Rossabi, Morris, Modern Mongolia: from Khans to Commissars to Capitalists (Berkeley: University of California Press, 2005). Para un ejemplo de las investigaciones orientalistas del siglo XVII y XIX, véanse Lacouperie, Terrien de. Khan, Khakan, and Other Tartar Titles (London: Babylonian and Oriental record, 1888), Googlebooks, y Coleb̀rooke, T. E. “On Imperial and Other Titles.” Journal of the Royal Asiatic Society of Great Britain and Ireland 9.2 (1877): 314-420.
[12] Los clérigos del Islam, conforme la ortografía y la definición general de Maclean, Arthur John, y William Henry Browne, The Catholicos of the East and His People: Being the Impressions of Five Years’ Work in the “Archbishop of Canterbury’s Assyrian Mission,” an Account of the Religious and Secular Life and Opinions of the Eastern Syrian Christians of Kurdistan and Northern Persia (known Also as Nestorians) (London: Society for Promoting Christian Knowledge, 1892), 3. A veces notada con la ortografía de “mullah”, “mulla”, “moulah” o “Moullah” depende en el texto. Además según apunta The Administrative Structure of the Safavid Empire, estos individuos tienen el poder de gobernar y administrar leyes en sus propias regiones.
[13] Creemos que Tavernier entiende que “hheram” (prohibición) quiere decir “haram” (cuarto de mujeres), una mala interpretación de la voz farsi “hheram” (prohibición).
[14] Se refiere a la práctica árabe de usar la estructura de “[hombre] ibn [nombre del padre]” en vez de la norma europea de [nombre del padre + II, III, IV, etcetera]. Para mayors informaciones sobre los nombres familiars, véanse: Rustow, Marina. Heresy and the Politics of Community: The Jews of the Fatimid Caliphate (Cornell University Press, 2014).
[15] Aunque no tenemos mucha información de las prácticas de la ginecología persa en esta época, según las normas regionales, sabemos que la culpa de la infertilidad fue puesta en las mujeres. Por eso, es probable que las mujeres utilizaran métodos de la medicina alternativa para arreglar las infértiles. Véanse: van Rooij, FB, F van Balen, and JMA Hermanns. “A Review Of Islamic Middle Eastern Migrants: Traditional And Religious Cultural Beliefs About Procreation In The Context Of Infertility Treatment.” Journal Of Reproductive & Infant Psychology 22.4 (2004): 321-331. Para mayores informaciones sobre las practicas medicas con respeto a la fertilidad, véanse: Montazer al-Ghaem, Asghar, y Masumeh Dehghan. “Midwifery and Gynecology in Islamic Civilization” Journal of Research on History of Medicine [Online], 1 15 Nov 2012.
[16] En esta época, la astrología se consideró como una ciencia, al lado de la medicina, la química, y la física. Para un análisis mayor de sus raíces griegas, medio orientales, y europeas, véanse Steele, John M. and Annette Imhausen. Under One Sky: Astronomy and Mathematics in the Ancient Near East (Münster: Ugarit-Verlag, 2002) y Hoskin, Michael A. The History of Astronomy: A Very Short Introduction (Oxford y New York: Oxford University Press, 2003). Para el contexto español, véanse Ryan, Michael A. A Kingdom of Stargazers: Astrology and Authority in the Late Medieval Crown of Aragon (Ithaca: Cornell University Press, 2011).
[17] Aquí preferimos la frase “el arte de astronomía” porque el escritor de este texto desprecia la ciencia y el conocimiento de las persas, y parece que la palabra “ciencia” sería inapropiado, sino que a los Persas fue realmente una ciencia.
[18] Se refiere a los que no se entienden el latín.
[19] Fonéticamente se dicen “taq.vim”, que es la palabra persa para “el calendario”. Nasiru’d-din Tusi, un sabio Persa del siglo XIII, desarrolló su “Si fasl dar taqvim” (“Treinta capítulos en el calendario”), texto que funcionó como el primer almanaque Persa, según apunta Felix Tauer en su ensayo, “Persian Learned Literature to the End of the 18th Century”, en Jan Rypka, History of Iranian Literature, ed. Karl Jahn (Dordrecht: D. Reidel, 1968), 438-463. Para más información, véanse: Blake, Stephen P. Time in Early Modern Islam: Calendar, Ceremony, and Chronology in the Safavid, Mughal and Ottoman Empires (Cambridge University Press, 2013).
[20] En el texto fuente, ‘Doctors of the Law.’ Según nuestro entendimiento de la estructura del poder en ésta época, no se refiere a “un doctor” (médico o físico) ni un “abogado”, sino que los líderes religiosos. Conforme al estudio de Seyyed Hossein Nasr y Mehdi Amin Razavi, la frase “doctor of law” se relaciona a la adivinación y la teología: Véanse The Islamic Intellectual Tradition in Persia, ed. Mehdi Amin Razavi (Richmond, Surrey, England: Curzon Press, 1996), 113. Para mayores informaciones sobre la fundación de la ley islámica en Persa, véanse: Abisaab, Rula Jurdi. Converting Persia: Religion and Power in the Safavid Empire (London and New York: I.B. Tauris and Palgrave Macmillan, 2004).
[21] Es decir, el Koran. Por un ejemplo de la historia de la traducción del libro sagrado en los siglos XVIII-XIX, vénase: Sale, George. The Koran, Commonly Called the Alcoran of Mohammed: Translated into English Immediately from the Original Arabic, with Explanatory Notes Taken from the most Approved Commentators, to which is Prefixed a Preliminary Discourse (London: L. Hawkes, W. Clarks, and R. Collins, 1764).
[22] No terminamos de entender esta referencia. Es posible que se refiere el autor a la práctica antigua de la geomancia (lo cual se llama “raml”). Para mayores informaciones sobre la tradición de la geomancia en Persa, veánse https://www.nlm.nih.gov/hmd/arabic/glossary.html#geomancy y E. Savage-Smith, “Geomancy”, en The Oxford Encyclopedia of the Modern Islamic World, ed. J.L. Esposito (New York: Oxford University Press, 1995), pp. 53-55.
[23] El escritor malinterpretó a esta palabra, pues no es el título del libro sino una palabra que se refiere al destino de alguien. La manera más popular de la adivinación en la cultura persa incluye el uso del Koran o el libro del poesía de Hafiz. Para otros ejemplos de los siglos XVIII-XIX, véanse Aleksander B. Chodzko, trad., Specimens of the Popular Poetry of Persia, as found in the Adventures and Improvisations of Kurroglou, and in the Songs of the People Inhabiting the Shores of the Caspian Sea (London: Printed for the Oriental translation fund of Great Britain and Ireland, 1842), 198. Disponible: Hahti Trust.
[24] En este caso, el autor entiende bien el sentido de la frase. Confiamos en la glosa que ofrece: “por la cabeza del rey amado.”
[25] Se entiende que “erva” significa “el espíritu, la alma, o el fantasma” mientras “Pigumbir”, que se escribe “Paigumbar” según la ortografía acostumbrada, se refiere al Profeta Mahoma. Para mayores informaciones sobre la vida del Propheta, veánse Ramadan, Tariq. In the Footsteps of the Prophet: Lessons Learned from the Life of Muhammad (Oxford: Oxford University Press, 2007).
[26] Se refiere el autor a la ley islámica. Para mayores informaciones sobre el sistema legal del Islam, veánse Hallaq, Wael B. Sharīʻa: Theory, Practice, Transformations (Cambridge: Cambridge University Press, 2009). “Mahomet”, como se escribe en el texto fuente, es una versión antigua del nombre más conocido hoy en día como “Muhammad”. Veánse por ejemplo Draycott, Gladys M. Mahomet: Founder of Islam (New York: Dodd, Mead & Company, 1916).
[27] No podemos descifrar esta palabra, pero creemos que fue otra malinterpretación de la palabra farsi “calaaq”, que es un cuervo. Debido al contexto de esta frase, nos parece razonable que él intentó mencionar un pájaro. No obstante nuestra estimación más próxima es que el autor quería decir “Shaheen”, que significa “halcón.”
[28] La voz farsi “Moubarak” quiere decir “Bendecido, feliz, felicitando, o glorificado” mientras “Bashet” es la forma imperativa de “ser”.
[29] Lamentablemente no podemos descifrar la expresión. Parece que el “Meshbaldar-Bashi” es policía, pero por otra parte puede ser un malentiendo de Tavernier.
[30] Sobre este juego popular, véanse Ziari, Hassan, and Mohsen Mohammadi Fesharaki. “A Glimpse at the Culture of Qajar Era – Public Attraction to Gambling in Qajar Era.” Asian Culture and History: Canadian Center of Science and Education 5.1 (2013): 66-73.
[31] Dentro de la cultura religiosa del Islám, el lavarse es un proceso religioso e higiénico según apunta Suwaydān, Muhammad Zakī. Prayer In Islam: Hygienic, Preventive & Curative (Cairo: Souidan, 1976.)
[32] El “hammam”, que es el baño público árabe y persa, tiene muchas conexiones con la sexualidad. Para mayores informaciones véanse: Bouhdiba, Abdelwahab, y Alan Sheridan. Sexuality In Islam (London: Saqi, 1998).
[33] Nuestra mejor suposición es que se refiere a las enfermedades venéreas, las cuales fueron problemas sociales y médicos en Persa. Véanse Floor, Willem, “Venereal Disease in Iran (1855-2005): A Public Affair.” Comparative Studies of South Asia, Africa, & the Middle East 26.2 (2006): 260-278.
[34] En el texto original, el autor escribe “Scald Pates”, una enfermedad que puede significar “psoriasis,” “eczema,” u otras enfermedades. En este caso, procedemos con esta traducción porque el afeitarse de la cabeza como causa de la enfermedad tiene mucho que ver con la transmisión de esta especie de hongo, el cual puede ser transmitido por herramientas sucias. Para mayores información véanse: Ali, Samina, Timothy A.d. Graham, y Sarah E.d Forgie. “The Assessment and Management of Tinea Capitis in Children.” Pediatric Emergency Care 23.9 (2007): 662-665; Jáuregui-Aguirre, Elva, y Ricardo Quiñones-Venegas. “Tricoscopia En Tiña De La Cabeza.” Dermatología Revista Mexicana 59.2 (2015): 142-149.
[35] Aquí hay ambigüedad en cuanto al nombre de la enfermedad. Para mayores informaciones véanse: Crosby, Jr., Alfred W. “The Early History of Syphilis: A Reappraisal.” American Anthropologist 71.2 (1969): 218–227.
[36] Mal de gota, o simplemente, la gota, es una enfermedad que se caracteriza clínicamente hoy en día por el “depósito de cristales de urato monosódico en articulaciones.” Véanse en ensayo de “GOTA”, Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM 57.4 (2014): 58-60, 59. La perspectiva de la época en que fue escrito el libro era muy diferente de la nuestra, pues según apunta Gómez Miedes los médicos dieron la culpa a un “humor maligno,” el cual sostienen era la causa del dolor de la gota (2). Por un ejemplo de la literatura médica del siglo XVIII, véanse Gómez Miedes, Bernardino. Enquiridion ò manual instrumento de salud contra el morbo articular que llaman gota, y las demàs enfermedades, que por catarro, y destilacion de la cabeza se engendran en la persona; y para reducir, y conservar en su perfecto estado de sanidad al temperamento humano (En Madrid: en la imprenta de Antonio Marin, 1731).
[37] Mal de piedra, o litiasis renal, su nombre clínico, es una enfermedad renal que se caracteriza clínicamente con la formación de cálculos (litos) de varios tamaños y composiciones. Véanse Orozco B., Rodrigo, y Carolina Camaggi M. “Evaluación metabólica y nutricional en litiasis renal.” Revista Médica Clínica Las Condes 21.4 (2010): 567-577, 576 y García, Rocío Enríquez, y Gregorio Viramontes Trejo. “Lo que no debe faltar en una interpretación de… ‘Litiasis Renal’”. Anales De Radiologia (México) 5.2 (2006): 184-187, 184.
[38] Una enfermedad del colón caracterizada por mucho dolor abdominal. Para una serie de descripciones de la época colonial, véanse Pechey, John, Lazare Rivière, y Thomas Sydenham. A Collection of Chronical Diseases: Viz. the Colick, the Bilious Colick, Hysterick Diseases, the Gout, and the Bloody Urine from the Stone in the Kidnies (London: Printed by J.R., and sold by Henry Bonwicke, 1692).
[39] Una planta utilizada en la medicina durante siglos como curación de muchas enfermedades. Winterbottom, Anna E. “Of the China Root: A Case Study of the Early Modern Circulation of Materia Medica.” Social History of Medicine 28.1 (2014): 22-44.
[40] Según apuntan Ann K.S. Lametón y Hossein Nasr, el “cadi” es un juez de la comunidad, quien tenía el derecho de mantener la ley sharia. Lambton, Ann K. S., “Quis Custodiet Custodes: Some Reflections on the Persian Theory of Government: I,” Studia Islamica 5 (1956): 125–148, 132-135; Nasr, Hossein, “Religion in Safavid Persia”, Iranian Studies 7.1/2 (1974): 271–286, 276.
[41] Una transliteración equivocada; creemos que él quiso decir: “Sar-e shoma salamat bashad,” pues según explican Khadduri y Liebesny la frase “salamat bashid” significa “may you remain safe,” (118). De esta manera “Sor”, como parte de “Sorchoamet”, puede ser “Sar,” la cual significa “la cabeza”, mientras el sufijo “met” indica la segunda persona (verbal) y de forma posesiva. Khadduri, Majid, y Herbert J. Liebesny. Origin and Development of Islamic Law: Law in the Middle East, Vol. 1 (Clark: Lawbook Exchange, 2008).
[42] Alguien que lava cadáveres, según clarifica Yann Richard en su libro Le Shi’isme En Iran (Paris: Librairie d’Amérique et d’Orient, 1980), 236. Aquí también hay una transliteración equivocada; se pronuncia como “morde-shoor”, conforme con Sullivan, Zohreh T. Exiled Memories: Stories of Iranian Diaspora (Philadelphia: Temple University Press, 2001), 243.
[43] Los clérigos del Islam. Para poder comparar la descripción de Tavernier con otra relación europea, véanse el libro interesante de Maclean, Arthur John, y William Henry Browne, The Catholicos of the East and His People: Being the Impressions of Five Years’ Work in the “Archbishop of Canterbury’s Assyrian Mission,” an Account of the Religious and Secular Life and Opinions of the Eastern Syrian Christians of Kurdistan and Northern Persia (known Also as Nestorians) (London: Society for Promoting Christian Knowledge, 1892), 3. Desde la perspectiva protestante de los autores, las tradiciones católicas e islámicas se parecen. Para estudios modernos, véanse Salvatore, Armando. The Public Sphere: Liberal Modernity, Catholicism, Islam (New York: Palgrave Macmillan, 2007); Ellis, Kail C. The Vatican, Islam, and the Middle East (Syracuse, N.Y: Syracuse University Press, 1987) y Clarence-Smith, W G. Islam and the Abolition of Slavery (Oxford: Oxford University Press, 2006).
[44] El nombre del dios es “Allah” en la fe Islámica.
[45] Desafortunadamente, no podemos descifrar la palabra. Nuestra estimación más próxima es que fue una malinterpretación de la palabra “qabreston” en farsi, la cual generalmente significa “cementerio.” Si es así, no se refiere a a un cementerio en particular, como lo escribió el autor, sino más bien una referencia general.
[46] Una ciudad sagrada en el país de Arabia Saudí donde se originó la religion de Islam. Para mayores informaciones véanse Watt, W. Montgomery. Islam and the Integration of Society (London: Routledge & Kegan Paul, 1961), 5.
[47] Una ciudad sagrada en el país de Irán donde existe el mausoleo del octavo imán de la rama del islmm duodecimano y una gran santuario dedicado a él. Véanse Zabeth, Hyder Reza. Landmarks of Mashhad (Mashhad: Islamic Research Foundation, 1999), especialmente las páginas 7-13, y Blanco, Pablo Cañete. Los rostros del islam (Valencia: Universidad de Valencia/Universitat de València, 2015), sección 1.1, “Fundamentos religiosos”, disponible en googlebooks.
[48] Transliteración equivocada de los nombres de los dos ángeles Nakir y Munkar. Los dos ángeles interrogan al fenecido sobre su fe para darse el derecho de acceso al paraíso o no. Para una explicación mayor, véanse Insoll, Timothy. Archaeology and World Religion (London: Routledge, 2001), 129-130 y Schirrmacher, Christine. “They Are Not All Martyrs Islam On The Topics Of Dying, Death, And Salvation In The Afterlife.” Evangelical Review Of Theology 36.3 (2012): 250-265, esp. 262. Para una comparación histórica véanse Lorey, Eustache de, and Douglas Brooke Wheelton Sladen. Queer Things about Persia (Philadelphia: J.B. Lippincott, 1907).
[49] Según apunta la tradición chiista en Irán, la voz “Saheb-el-Zaman” se refiere al duodécimo imán, el último de los Doce imanes actualmente ocultado y que no regresará hasta el fin de los tiempos. Para mayores explicaciones véanse Sachedina, Abdulaziz. “A Treatise on the Occultation of the Twelfth Imāmite Imam”. Studia Islamica 48 (1978): 109–124, 110.
[50] Se refiere a la “Sunna,” que es el conjunto de las acciones y declaraciones de la profeta Mahoma. Véanse Hursh, John. “The Role Of Culture In The Creation Of Islamic Law.” Indiana Law Journal 84.4 (2009): 1401-1423, 1402 y Smith, Jane Idleman, and Yvonne Yazbeck Haddad. “The Eschaton, the Judgment, and the Final Dispensation: Classical Islam.” The Islamic Understanding of Death and Resurrection (Oxford and New York: Oxford University Press, 2002), 5.
[51] Transliteración equivocada; Al-dajjal es el anticristo, tal como indica el autor Tavernier en la glosa que sigue. Saritoprak, Zeki. “The Legend of Al-Dajjal (Antichrist): The Personification of Evil in the Islamic Tradition.” The Muslim World 93.2 (2003): 291-307, 292.
[52] Hay varios elementos, creencias y prácticas que abarca la resurrección islámica. Parece que Tavernier no los entiende, pues al parecer el autor reduce dos partes de la resurrección a una sola idea de la resurrección general. En este caso, “Moavedet” podría ser una mala transliteración de “Ma’ad,” que significa “El Regreso” como parte de la resurrección. Además, “hechre” podría significar “hashr,” que es “La Reunión” como otra parte de la resurrección. Véanse Abu-Rabi, Ibrahim M. Theodicy and Justice in Modern Islamic Thought: The Case of Said Nursi (Farnham: Ashgate, 2013), 74 y Smith, Jane Idleman, and Yvonne Yazbeck Haddad. “The Eschaton, the Judgment, and the Final Dispensation: Classical Islam.” The Islamic Understanding of Death and Resurrection (Oxford and New York: Oxford University Press, 2002), 29.
[53] Parece que esta teoría religiosa, la cual apunta que los musulmanes deben cruzar el puente, se originó en Irán. Para mayores informaciones véanse Schirrmacher, Christine. “They Are Not All Martyrs Islam On The Topics Of Dying, Death, And Salvation In The Afterlife.” Evangelical Review Of Theology 36.3 (2012): 250-265, 262.
[54] Es decir, los musulmanes. Aquí preservamos la fonética del farsi, tal como la observó el autor francés, para que el lector pueda entender otros ejemplos antedichos de la transliteración.
[55] Transliteración equivocada; Ridwan es el portero o la guarda del paraíso. Para mayores explicaciones véanse Çıpa, H. Erdem, y Emine Fetvaci. Writing History at the Ottoman Court: Editing the Past, Fashioning the Future (Bloomington: Indiana University Press, 2013), 108.
[56] Transliteración equivocada; Al-Kawthar es uno de los ríos del paraíso. Véanse Khetia, Vinay. “The Night Journey and Ascension of Muhammad in Tafsir Al-Ta Bari.” Al-Bayan: Journal of Qur’an and Hadith Studies 10.1 (2012): 39-62, 53.